jueves, 26 de junio de 2014

El mar multicolor ha regresado

Un mundo rebosante pintarrajea de multicolor cada milímetro del Parque Nacional. El Pirineo se despereza y en pocos lugares lo hace con tanto brío y variedad, como en el más vetusto de sus espacios protegidos.
Se calcula que entre 1200.1300 especies flores jalonan la cordillera, alguna de ellas auténticos endemismos, como la Oreja de Oso. Flores que a escala global, solo pueden encontrarse en nuestros montes.
Las hay populares como la Edelweiss, estrictamente protegida y siempre apurada por el acoso de aquellos que no comprenden.
Las hay estéticas como el Lirio, omnipresente y colorida.
Y las hay desconocidas como la Flor de Lis o el Zapatito de Dama, dos auténticas joyas pirenaicas, objeto de deseo para aquellos que aman verlas sin tocarlas. En concreto, el Zapatito tiene un ámbito de distribución tan escaso que su sola presencia provoca la atracción inmediata de aquellos que la buscan, siendo el equivalente botánico a un Oso Pardo...una verdadera joya vamos.
Incluso, cosa poco conocida, Ordesa guarda entre sus joyas su propia planta carnívora, la grasilla, nada dificil de contemplar y siempre jalonada por los puntitos negros que son sus víctimas.
Nuestros antepasados no miraban al monte sin comprenderlo.
Su agudeza hacia el hábitat en el que sobrevivían, sin calefacción, todoterrenos ni wifi, les permitió aprovechar incluso las bondades de tan discretas criaturas....
De esta manera, plantas tileras, manzanillas, tomillos o fresas silvestres eran objeto de gran querencia...y otras como las calderonas temidas, por su poder ponzoñoso. Basta con contemplar un prado donde pasten vacas u ovejas, para descubrirlas...pues las vacas, que mugen pero no son tontas, las esquivan.
La más temida era la hierba de ballesteros, llamada así porque estos aguerridos soldados, presentes durante siglos en los castillos que defendían el Alto Aragón, las usaban para emponzoñar sus saetas.
Herbidas o directamente en boca, las flores y sus hojas, calmaban la sed, atenuaban los dolores de menstruciones o partos, cicatrizaban heridas, menguaban diarreas (o las causaban), vigorizaban...
En definitiva, invitamos a todos aquellos que lo deseen, a paseor por nuestros valles, con los ojos atentos a las curiosidades que nuestras riqueza floral nos ofrece.