viernes, 28 de noviembre de 2014

¿Cobrar por entrar en un Parque Nacional?

El pasado verano volvieron a resonar las voces tanto en el seno del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente como entre determinados ayuntamientos con territorios insertos en Parques Nacionales, defendiendo la necesidad de cobrar por entrar a dichos espacios protegidos.
La polémica no es nueva.
En un Estado Público en situación financiera supuestamente precaria, no son pocos los que pretenden convertir a las joyas de nuestra naturaleza, en focos de negocio.
El anterior ministro Cañete no tuvo ningún reparo en reconocer que debía sacarse todo el jugo al negocio que pueden generar estos espacios ya no solo cobrando por entrar en ellos, sino permitiendo actividades cinegéticas o turísticas (vuelos, barranquismo, navegación...) o incluso buscando patrocinadores que colaboren a cambio de publicidad, en sostener su presupuesto.
Si la oleada privatizadora sacude ya los cimientos de logros sociales tan supuestamente incuestionables como la sanidad o la educación...¿Qué no ocurrirá con los Parques Nacionales entre una clase política que si algo la ha caracterizado, ha sido su poca conciencia sobre la importancia de conservarlos?.
Cierto que en la actualidad, durante los meses estivales, ya se paga por el billete de autobús Torla-Pradera de Ordesa. Pero no olvidemos que se trata de un servicio necesario para garantizar la conservación del valle y limitar los muy perniciosos efectos que 1000 vehículos diarios pueden provocar en su delicado ecosistema.
Ustedes, yo, todos, pagamos con nuestros impuestos la conservación del oso pardo, del quebrantahuesos, de los bosques de Ordesa, los ríos de Añisclo o la edelweiss de los Pirineos.
Si encima debemos pagar por visitar, suena a sobrecoste artificial, suena a que, más bien pronto que tarde, algunos pretenden convertir nuestro valle, en el Parque Nacional Repsol Ordesa.