viernes, 23 de mayo de 2014

Desarrollo y Planes de Gestión

Todo espacio natural protegido, debe regirse acorde a un Plan de Uso y Gestión respetuoso con la legislación y acordado con las autoridades, población civil, entidades ecologistas...
Los Planes de Uso y Gestión son instrumentos imprescindibles a la hora de garantizar el derecho al desarrollo de aquellos que conviven con el espacio protegido y el deber de todos a conservarlo y garantizar su sostenibilidad y viabilidad futura.
Por eso, aprobar un Plan resulta enormemente complejo.
Los municipios desean la parte positiva que un Parque Nacional trae consigo (incremento del turismo, empleo público, inversiones...) pero no quieren renunciar a actividades que consideran tradicionales (caza, pesca, tala...) o a otras que potencialmente, parecen rentar a corto plazo mucho más (construcción, estaciones de esquí).
Por otra parte los movimientos conservacionistas desean la protección a ultranza del territorio, en ocasiones con tal behemencia, que parecen olvidar el derecho de  los montañeses a determinados servicios (wifi, luz eléctrica, comunicaciones...) que en otros lugares peor conservados.
Y entre medio una administración sometida a las "visitas" de grupos de presión (cazadores, inmobiliarias...) que bien no desean proteger el territorio, bien directamente, pretenden que o no se proteja o incluso se derogue la misma sobre un territorio ya protegido.
Actualmente, estos grupos de presión incluso pretenden que se considere la actividad invernal como "labor tradicional" o que los límites de potenciales espacios protegidos, se acomoden a sus proyectos urbanísticos.
Por otro lado, determinados grupos ecologistas han llegado a presentar objeciones a proyectos tales como traidas de agua, luz o mejoras en carreteras en núcleos casi despoblados.
Ni uno, ni lo otro.
Por supuesto que hay actividades como la caza, incompatibles con la conservación de un Parque Nacional....prohibición que no afecta económicamente dado que la cinegenia no supone una cuota de mercado reseñable y que, sin embargo, diferencia el destino, imprimiéndole un incuestionable sello de calidad.
Todas las partes implicadas saben de la importancia de un Plan de Uso y Gestión, razón por la cual, entre la declaración de un espacio como protegido, y la aprobación del mismo, pueden incluso a pasar décadas, hundidos en una negociación de tira y afloja donde pocas veces se cede.
Ordesa, con casi un siglo de vida, ha conocido varios planes.
Planes que no han conseguido evitar las constantes presiones para adulterar el objetivo inicial de un Parque Nacional: Federaciones de Montaña para construir refugios de montaña mastodónticos en zonas sensibles, Asociaciones de Turismo de Aventura para que se permita la práctica del rafting o barranquismo, Sociedades de Cazadores para que se autorice la caza.....100 años después.
Ante ello, es necesario un Plan que corte en seco pretensiones tan absolutamente contrarias a la filosofía de un Parque Nacional, que suponen una pérdida de calidad en su conservación y en la imagen turística de quienes vivimos de ello y una hipoteca para el futuro de las poblaciones locales.