viernes, 24 de octubre de 2014

Marcha atrás

¿Se imaginan ustedes una montería en pleno corazón de Ordesa?. Pues eso es precisamente lo que se pretende conseguir con la Reforma de la Ley de Parques Nacionales, ultima barbaridad perpetrada por el ahora comisario europeo de cambio climático Sr Cañete.
La caza en si, bien legislada, bien regulada, es no solo foco de riqueza, sino también incluso un método de equilibrio natural allí donde la acción humana ha roto el mismo. Es una realidad la superpoblación de jabalís o ciervos que se padecen en determinados montes y su terrible incidencia sobre otras poblaciones como perdices o urogallos.
Pero el lobby cinegético español nunca ha llevado demasiado bien que en el 0,2% del territorio natural nacional no se le permita cazar, por lo que sus presiones para que se desregule la protección al respecto de la que durante 100 años ha beneficiado a los Parques Nacionales han sido constantes desde el mismo 1918.
El problema surgió con la declaración del Parque Nacional de Cabañeros, en 1994 amenazado por un proyecto de campo de tiro. La existencia en el seno de estos territorios de incalculable valor de enormes fincas privadas pertenecientes a la flor y nata social y la resistencia de sus propietarios a dejar de cazar en dichos territorios conllevó una excepcionalidad; hasta el año 2017 se permitían batidas cinegéticas. Transcurrido ese periodo, Cabañeros pasaría a ser un Parque Nacional en todo su concepto.
Pero las presiones de dichos propietarios y la buena recepción de tales demandas por parte del exministro Cañete (muy cuestinado por su buena relación con ellobby cazador), consiguió que dicha autorización excepcional se pretenda convertir en permanente. Y para camuflar dicha excepcionalidad, no se les ha ocurrido otra que extenderla a los 15 parques nacionales españoles.
Una vez más, redactar leyes que se aplican sobre mayorías pero benefician exclusivamente a minorías...una manera inmoral de gobernar....pero como lo inmoral con maquillaje, puede convertirse en legal.