jueves, 28 de mayo de 2015

Ampliemos o caduquemos....

Cuando en 1982 intereses ganaderos y cinegéticos socavaron la posibilidad de que la ampliación del Parque Nacional del Valle de Ordesa alcanzara a su hermano de Bujaruelo, se cometió un gravísimo error que llevamos nada menos que cuarenta años arrastrando. La práctica cinegética, omnipresente en el acervo cultural altoaragonés, en lo que al Valle de Broto se refiere, carece prácticamente de importancia en la economía local. Pero otra cosa es el turismo verde y cultural representado en las 5.000 hectáreas que Bujaruelo aportaría a una hipotética ampliación del espacio protegido. No olvidemos que en este valle se aúnan la práctica totalidad de las especies botánicas y biológicas de la cordillera así como todos sus biotopos sin excepciones, siendo no solo hogar de nacimiento del río Ara, el más salvaje del Pirineo, sino también cuna de nuestra propia cultura, representada en los restos megalíticos de Otal u Ordiso. A algunos, menos sensibles a estas realidades, les puede parecer poco valioso. Pero si se les recuerda que el 85% de la economía torlense depende del turismo y que este viene buscando precisamente esos biotopos, esos túmulos, las edelweiss enrocadas o la sensación de caminar en el mismo bosque donde lo hace un urogallo o un oso….con el dinero topamos. Un error si, el de 1982 que durante tantos veranos ha creado e intensificado serias consecuencias. La masificación estival, paliada en Ordesa mediante sistemas y cupos de acceso, se agrava en un Bujaruelo donde, su figura como preparque, no aclara suficientemente la regulación y restricción existente al respecto. Basta con acudir en plenos mes de agosto a través de una pista forestal saturada, con lugares en franco peligro, que llega al corazón de lugar tan delicado bajo el cableado de ese verdadero atentado al Pirineo que es la línea de alta tensión para encontrarse, en la explanada de San Nicolás un maremágnum del todo vale….desde el baño en el río, la práctica desordenada de deportes de aventura, acumulación de basuras, acampada libre… Y es que lo más dañino de estas cuatro décadas de abandono es la concepción sembrada, no solo entre el visitante, sino tristemente entre locales con poco amor por lo suyo, de que todo lo prohibido en Ordesa, queda autorizado en Bujaruelo. “Medio Ambiente ya protege un valle pirenacio. Así que le da igual lo que hagamos con el otro”, llegué a escuchar de un empresario local insensible a la realidad que, Bujaruelo y Ordesa son uno. La desprotección del primero, supone un ancla para la viabilidad futura del segundo y eso, a la larga, condena, si es que allí donde más les duele, la rentabilidad del turismo que tanto negocio y beneficio está generando bajo la imagen de sostenibilidad y verde. No son pocas las amenazas que se alzan contra Bujaruelo y los intereses generados contra su ampliación. Durante los 40 años en que los opositores han conseguido posponer su ampliación, se han construidos dos campings, se ha mejorado la pista forestal hasta facilitar el acceso incluso hasta caravanas, se pretende extender el acceso en 4x4 desde Ordiso hasta la muy sensible zona de Batanes e incluso, a pesar de que la normativa de medioambiental en Bujaruelo lo impide, todavía los hay empecinados en levantar una estación de esquí en su seno o un telesilla que comunique, vía Lapazosa, con la cercana estación invernal de Gavarnie. Todo ello con tal de negar la evidencia de que Bujaruelo posee más méritos para ser Parque Nacional que para convertirse en objeto de la especulación turística que algunos pretenden y que desde Edelweiss Hotel** abiertamente criticamos. Una estrategia que pretende robarnos, lentamente, los argumentos que llevarían a su adecuada protección….hoy arramblan con un prado para hacer un aparcamiento, hoy alargan una pista para llevar todoterrenos más y más y más arriba, pasado desaparece la Edelweiss de tal roquero, un mes más tarde dejamos de escuchar pardillas hasta que un día, victoria de insensatos, ya no queden razones para hacerlo Parque Nacional y con ello, Ordesa quede amputada y nuestros negocios, tengan, sin saberlo muchos que jalean, fecha de caducidad garantizada. Seamos tan bravos como razonables….y ampliemos coño.