viernes, 29 de abril de 2016

¿Volverá el Lince Boreal al Pirineo?

Ni tan siquiera mis abuelos tenían memoria de ello. El lobo cerval, así llamamos al lince boreal en algunos valles del Pirineo Aragonés, se extinguió hace tanto que ni tan siquiera dejó recuerdo entre nuestro más ancianos. El Lince, parece ser, sobrevivió en algunos valles especialmente aislados o dotados para este extraordinario animal como la Val de Arán, donde siempre se ha sospechado la presencia de algún lince boreal….y nunca ha podido ser demostrado de manera irrefutable. Siguiendo la estela de otros países europeos (Francia o Alemania) parece ser que el Lince Boreal puede regresar al Pirineo de la mano de un proyecto experimental, desarrollado por el Ministerio de Medio Ambiente. Experimental puesto que el plan pretende la reintroducción de 4 ejemplares (3 hembras y 1 macho) destinado a comprobar la calidad del medio, la capacidad del animal para adaptarse, su cohabitación con los locales y sobre todo, la posibilidad de que el lince se transforme en un aliado fundamental para controlar de manera natural, la desbocada población de zorros, jabalís y marmotas que hoy en día sufre la cordillera. Una superpoblación que esta afectando seriamente a especies muy delicadas, como el Urogallo, la perdiz pardilla o la perdiz blanca. El Ministerio se encuentra en estos instantes dialogando con los agentes locales (cazadores, ganaderos, empresas turísticas) con el fin de llegar a un acuerdo para ejecutar este plan. El diálogo resulta fundamental, un gran acierto sin duda para evitar los roces y resquemores ocasionados por el reforzamiento de la población de osos, un éxito desde el punto de vista natural, que no se ha reflejado en lo social puesto que al respecto, los avances favorables están resultando muy lentos. Incluso alcaldes como el de Naut, ya han manifestado su inclinación a que el lince sea liberado en su municipio. No obstante, si se cumplen algunas premisas en este plan, resultaría ligeramente artificioso si, el planteamiento que pretende desarrollar, lo cuatro ejemplares serán liberados previa esterilización, con el fin de que, en caso de problemas, puedan ser retirados nuevamente sin que hayan dejado descendencia. Eso no es recuperar una especie. Eso es sencillamente sostenerla de manera artificiosa bajo el mal llamado paraguas de tranquilizar a los locales….a menos que pasado un periodo de adaptación, sean reintroducidos nuevos ejemplares ya con capacidad para reprodudirse. Allá donde el Lince boreal, allá donde se ha reintroducido, como en Francia donde hoy sobreviven en torno a un 150 ejemplares, apenas han causado en 30 años problemas. L abundancia de presas en el Pirineo y el carácter huidizo en extremo del felino hacen poco proclives los encuentros…y desencuentros. Pero sin posibilidad de reproducirse, la especie queda condenada al siempre peligroso y voluble capricho humano, privando verdaderamente al animal de la independencia total que requiere una especie salvaje. Es evidente que hay que limar asperezas y ejecutar un plan muy beneficioso para el equilibro natural perdido de nuestra cordillera, haciéndolo de la manera más sensata y cooperativa posible. Pero para que eso ocurra, no hace falta robarle el alma al felino más grande de Europa.

domingo, 10 de abril de 2016

Sobre Bucardos y polémicas

Recientemente ha surgido cierta polémica en las redes sociales sobre la conveniencia o no de reintroducir la Cabra Montés Ibérica, en lengua aragonesa Bucardo, en los Pirineos. Desde abril del 2015 han sido liberadas la cordillera, fundamentalmente en la Reserva de la Biosfera del Viñamala, más de un centenar de ejemplares los cuales, tras superar su primer aunque no muy cruel invierno, han demostrado una prodigiosa capacidad de adaptación, produciéndose incluso los primeros y esperanzadores nacimientos. No hay duda; el Bucardo reintroducido prosperará a poco que el hombre, hoy por hoy su principal enemigo, le consienta en ello. No obstante, las dudas se han generado a raíz de lo acontecido en otras poblaciones, sobre todo las de la Cordillera Central y más concretamente la del Parque Nacional de Guadarrama, el cual, con una inmensa población de 4.000 ejemplares, sufre graves problemas debido a que semejante masa, provoca graves daños en la delicada flora y pasto local. Los detractores del Plan de Recuperación aseguran que, en un par de décadas, el Pirineo se enfrentará al mismo problema que hoy afecta a Guadarrama. Como todo en esta vida, gozan de parte de razón y carecen de parte de ella. Su parte bien razonada es que los depredadores naturales del Bucardo, el oso pardo, el lobo o el águila real no son precisamente abundantes en nuestros montes. Los escasos 35-40 osos, una veintena de lobos y unas 80 parejas de águilas no parecen mucho numéricamente hablando para mantener a raya una potencial superpoblación de cabras. Su parte bien razonada, argumenta que tras ello existe la posibilidad real de negocio cinegético, al ofertar una nueva especie, muy codiciada por los cazadores la cual, ahora protegida, no tardará mucho, cuando prospere, en ser ofertada. La parte que modestamente, creo está mal razonada es que; - En primer lugar, cuando durante los años 70 el entonces director del Parque Nacional Ricardo Pascual, un hombre muy innovador para la época, intentó reintroducir cabra procedente de Gredos cuando el recuento por el ordenado de la población autóctona, reveló que los apenas 20 ejemplares supervivientes no iban a poder salir por si solos, la Federación de Caza desplegó todo su arsenal entre despachos para impedirlo, cercenando con ello la posibilidad de salvar al menos parte de la riqueza genética del Bucardo original. Se llegó incluso, a echar atrás un camión con varios ejemplares que se encontraba a las puertas del gran valle. ¿Por qué? Pues porque los cazadores temían perder la exclusividad cinegética de la especie, restringida hasta el año pasado a las montañas españolas y con ello, un jugoso negocio. Negocio que se evaporaba si, de manera natural, ese rebaño prosperaba (como hubiera hecho) y se pasaba a Francia. Incluso en el Plan actual, afortunadamente desarrollándose, presionaron a un ministro Cañete poco inclinado a reintroducir bucardos y en general a proteger cualquier especie e incluso desarrollaron cierta campaña mediática acusando a las autoridades españoles de regalar a los “gabachos” un tesoro nacional. Si, miren la fecha; estamos en el 2016 y aun se llama al francés gabacho, como si esto fueran tiempos de cañones y Agustinas. - En segundo lugar, el Pirineo no es Guadarrama, ni Gredos. El hábitat es inmenso, la altura mayor, la orografías más hostil (de hecho fue uno de los factores que afectaron a los antiguos Bucardos), la climatología invernal ejerce una selección natural claramente visible y mientras el Guadarrama no hay osos, hay escaso lobo y también no muy abundantes parejas de águila real, nuestra cordillera posee no solo poblaciones de todos estos depredadores, fundamentales para conservar el equilibro natural, sino también espacio de sobra para que sus poblaciones aumenten hasta un número más sensato. Si, recuperar al Bucardo se convertirá, no lo dudo, a la larga, en un negocio cinegético. Y aunque no comparto el placer de la caza por resultarme absolutamente incomprensible, he de reconocer que, en la cordillera, los beneficios que esta genera han inclinado a muchas municipalidades a conservar especies en su momento en grave peligro de extinción cuando no directamente extintas. Corzos, Sarrios, Ciervos….. Si, cuando el Bucardo prospere puede llegar a convertirse en un azote demográfico, creo menor de la que muchos esperan por los inviernos crudos y las plagas naturales que por ejemplo, están manteniendo a raya la superpoblación de sarrio. Pero también creo que recuperar sus poblaciones, es un acto de justicia de cara a la especie autóctona que tan bárbaramente se llevó a la extinción y lograr con ello sanar la mala imagen que nuestro país tiene en materia de conservación, cuando, recordemos, somos el único país europeo al que se le ha extinguido un mamífero desde los años setenta.